
¡A favor del Alquiler Vacacional Legal, Responsable y Profesional!

El Turismo Mundial sube, y subirá de forma bestial, al entrar el Mundo Oriental
El alquiler vacacional no es el enemigo. Es una realidad turística consolidada, una actividad legal y regulada, que genera empleo, promociona el comercio local, tributa impuestos, atrae huéspedes del mundo todo el año, convive perfectamente con hoteles, y alquileres residenciales, cuando se gestiona con responsabilidad.
El mito del impacto negativo en el alquiler residencial
Decir que el alquiler vacacional “quita” viviendas al alquiler residencial es simplista y erróneo. No todas las viviendas son aptas para larga duración, ni vacacionalmente. Convertir un piso en vacacional no es fácil, ni automático: se necesita una inversión importante para prepararla para Alquiler Vacacional, licencias, tecnología, gestión profesional y cumplir una normativa exigente.
Además, el turismo crece año tras año y los hoteles no pueden absorber toda la demanda. Muchos turistas buscan experiencias auténticas, integrarse en la vida local, cocinar en casa, viajar en familia, o con mascotas, algo que los hoteles, no siempre ofrecen.
Del alquiler vacacional anterior en NEGRO, al compromiso con la legalidad en el Nuevo Alquiler vacacional
Durante años, el alquiler vacacional ha existido en la sombra, sin declarar y sin control. Hoy, cada vez más gestores apostamos por la legalidad: registramos a los viajeros, declaramos ingresos, pagamos IRPF e IVA, y cumplimos las normativas locales. También contratamos seguros, pagamos comisiones, damos parte a policía y seguimos los requisitos sanitarios y de seguridad exigidos por cada comunidad autónoma.
Una gestión compleja, diaria y exigente
A diferencia del alquiler residencial, que puede dejarse casi en piloto automático, el alquiler vacacional exige un esfuerzo constante y diaario. Hay que atender reservas a diario, preparar limpiezas, responder a huéspedes, resolver incidencias, emitir facturas, declarar ingresos y gastos, gestionar plataformas como Airbnb o Booking, pagar comisiones, luz, agua, comunidades, etc., y mantenerse competitivo. No se trata de poner un piso “en alquiler” y cobrar sin más: es una empresa en sí misma.
¿Mayor rentabilidad? Solo con esfuerzo y profesionalidad
Muchos creen que el alquiler vacacional es más rentable. Pero lo cierto es que solo lo es si se hace bien: si inviertes, si das un servicio excelente, si obtienes buenas valoraciones, y si estás disponible las 24 horas. Los gastos son altos: luz, agua, internet, lavandería, mantenimiento, gestoría, tecnología, y limpieza. El margen de beneficio real es mucho menor del que muchos imaginan.
En cambio, el alquiler residencial es más sencillo: se alquila por años, se cobra una renta fija, y el inquilino se hace cargo de casi todos los gastos. Apenas hay gestión ni obligaciones diarias. Muchos propietarios prefieren esta modalidad, precisamente por su comodidad, no por la rentabilidad.
Convivencia y comunidad: normas claras y respeto
En el alquiler vacacional también nos tomamos muy en serio la convivencia vecinal. Informamos a los huéspedes de las normas de la comunidad, establecemos canales de contacto directo con los vecinos, y actuamos con rapidez ante cualquier comportamiento incívico. La ley ampara al gestor en estos casos. Y, a diferencia del alquiler tradicional, donde pueden aparecer okupas o impagos, en el vacacional hay fechas de entrada y salida claras y garantías jurídicas mucho más efectivas.
Hoteles y viviendas turísticas: aliados, no enemigos
El turismo necesita variedad. Hay quien quiere hotel y hay quien prefiere vivir como un local. Ambos modelos pueden coexistir y complementarse. Lo importante no es prohibir, sino regular bien. Y fomentar la legalidad, la calidad y la convivencia.
Conclusión
El alquiler vacacional legal, profesional y responsable es una forma moderna, eficiente y transparente de dinamizar la economía, repartir la riqueza, y mejorar la experiencia turística.
No es fácil, no es un chollo, y no es el culpable de los males del mercado residencial. Es una oportunidad que, bien gestionada, beneficia a todos: propietarios, vecinos, turistas y administraciones.